El despertar de conciencia no «ocurre» sino que se hace ocurrir.
No requiere de preparación, ni exige requisitos, pero sí exige voluntad.
Querer despertar es el único requisito que una mente dormida ha de cumplir para conseguirlo.
El despertar de conciencia te recuerda quien eres, te libera de ser la marioneta que has sido hasta ahora: un ser reactivo temeroso, incapaz de escoger hasta lo que piensa.
Darte cuenta es el primer paso, la libertad el segundo, la creatividad manifiesta el tercero y la plenitud el cuarto y último.
Después de eso no hay pasos que dar, pues cuando te conviertes en un Ser Libre y Creador entonces sólo te queda vivir la magnificencia de tu maravillosa creación, que eres tu mismo.